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Investigadores daneses critican la estricta regulación europea en cultivos transgénicos

La política de la Unión Europea (UE) sobre organismos genéticamente modificados (OGMs), o transgénicos, es extremadamente estricta e impide que se autoricen nuevos cultivos transgénicos. La política se basa en argumentos sobre el riesgo y la falta de naturalidad de las plantas transgénicas, pero estos argumentos no pueden justificar la regulación restrictiva, concluyen tres investigadores daneses en un nuevo estudio en la revista Transgenic Research. También concluyen que el uso de plantas transgénicas es consistente con los principios de la agricultura orgánica.

Las normas de la UE sobre organismos modificados genéticamente (OGMs) son tan restrictivas que es prácticamente imposible obtener una autorización para cultivar un cultivo transgénico dentro de la UE, lo que significa que hasta ahora solo se ha autorizado un cultivo transgénico en la UE. E incluso si se autoriza (a nivel de UE) un cultivo GM, los estados miembros, de manera individual, aún pueden prohibir el cultivo. Esto es insostenible, argumentan tres investigadores de la Universidad de Copenhague y la Universidad Técnica de Dinamarca en un nuevo estudio en la revista científica Transgenic Research, porque la regulación de la UE puede ser un obstáculo para una importante innovación agrícola que podría brindar mayor sustentabilidad y soluciones ambientalmente amigables, y porque la estricta regulación no puede ser justificada.

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«Si comparamos el procedimiento de autorización previa que experimentan los productos GM con los de los cultivos convencionales, está claro que los OGMs deben cumplir demandas mucho más estrictas, con referencia a los supuestos riesgos que plantean los cultivos transgénicos. Pero el hecho de que un cultivo ha sido modificado genéticamente [por biotecnología] no representa un riesgo. Si existiera un riesgo, estaría relacionado con el hecho de introducir una nueva variedad con características desconocidas, que pueden tener efectos adversos sobre el medio ambiente o la salud de los seres humanos y los animales», explica el postdoc Andreas Christiansen, quien es coautor del artículo «¿Están justificadas las políticas actuales de la UE sobre OGM?» con el profesor Klemens Kappel y el profesor asociado Martin Marchman Andersen.

Él continúa:

«Es crucial comprender que la introducción de nuevas variedades con diferencias composicionales siempre plantea un riesgo, ya sea que estén modificadas genéticamente o no. Nuestro punto es que los cultivos transgénicos no deben tratarse de manera diferente a los productos similares cuando los riesgos que representan para el medio ambiente y la gente es comparable. Esta es la razón por la que los cultivos transgénicos han sido regulados como otras variedades nuevas en los Estados Unidos durante años».

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¿Cuándo una planta es natural?

En una encuesta del Eurobarómetro de 2010, el 70% de los europeos acordaron «que los alimentos transgénicos son fundamentalmente antinaturales». La falta de naturalidad es un argumento común en contra de los cultivos y alimentos transgénicos, y se menciona específicamente en la legislación de la UE. Lo que los investigadores intentan determinar es si el tipo de «antinaturalidad» que supuestamente poseen los OGMs puede justificar prohibiciones y una legislación restrictiva.

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«La falta de naturalidad, en primer lugar, tiene muchos significados diferentes, así que aunque hay argumentos convincentes de que los OGMs [o transgénicos] en algunos aspectos son más antinaturales que los no-GM, también hay argumentos convincentes de que muchos transgénicos son tan naturales o antinaturales como sus contrapartes convencionales«, dice Andreas Christiansen.

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«Uno de los argumentos es que cuanto más cambios han hecho los seres humanos a una planta, más antinatural es. Esto hace que un OGM sea más antinatural en el sentido de que ha sido sometido a al menos un cambio más que la planta mejorada convencionalmente en la que se basa. La planta mejorada convencionalmente, a la inversa, es mucho más antinatural que su ancestro silvestre, y ha mutado tantas veces que en algunos casos puede ser difícil ver alguna relación entre dos. Es, en otras palabras, realmente difícil construir un argumento sólido en el sentido de que la distinción entre natural y antinatural puede justificar una regulación más estricta para los OGMs, incluso si consideramos los mejores argumentos filosóficos sobre el valor de la naturaleza y la naturalidad«, señala Andreas Christiansen.

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Según los investigadores, muchas tecnologías novedosas de edición de genes, como CRISPR/Cas9, son mucho más precisas y causan menos alteraciones en las plantas que los métodos de mejoramiento tradicional, en los que las semillas de plantas, por ejemplo, se lavan con productos químicos para provocar mutaciones. No obstante, CRISPR/Cas9 también se incluye en la legislación restrictiva de la UE, mientras que la inducción de mutaciones a través de químicos (un método convencional) no lo está.

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Los cultivos transgénicos producen mayores rendimientos que la agricultura orgánica

La naturalidad y la agricultura orgánica a menudo se consideran sinónimos, y el deseo de promover la agricultura orgánica se ha utilizado como un argumento para frenar el uso de transgénicos, que están prohibido en la agricultura orgánica. Pero, ¿puede un deseo de promover la agricultura orgánica justificar una prohibición de los transgénicos?

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«Incluso si aceptamos que la agricultura orgánica es superior porque es más sostenible o respetuosa con el medio ambiente, será difícil justificar la política restrictiva sobre los transgénicos, porque al menos algunos transgénicos son compatibles con estos objetivos de la agricultura orgánica. Y, lo que es más, actualmente los transgénicos son al menos tan buenos como la agricultura convencional en términos de sostenibilidad, por lo que no tendría sentido imponer una regulación más estricta a los transgénicos que la agricultura convencional«, explica Andreas Christiansen.

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«Pero también debemos preguntarnos si la agricultura orgánica siempre es mejor que las alternativas. En un aspecto muy importante, el [cultivo] transgénico puede ser superior a la agricultura orgánica: puede producir mayores rendimientos sin poner más presión en el medio ambiente, lo que permitirá aumentar la producción de alimentos sin aumentar el área de tierra utilizada para la agricultura. Esto será extremadamente importante si queremos satisfacer las necesidades futuras de alimentos proyectadas«.

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