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El boom de la edición genética en la agricultura mundial

Desde Sudamérica hasta Asia, pasando por Europa, la biotecnología y el mejoramiento genético se están posicionando como el futuro sustentable de la agricultura.

Trigo apto para celíacos; tomates que duran en buenas condiciones 36 días luego de ser cosechados sin afectar su sabor; lechugas tolerantes al calor; arroz resistente a enfermedades y berries con mejor contenido nutricional. Estos ejemplos corresponden a nuevas variedades de cultivos obtenidos gracias al uso de la biotecnología y la edición genética. En Chile y varios países del mundo, el uso de estas herramientas comparten un objetivo común, la innovación en beneficio de la seguridad alimentaria, el cuidado de la biodiversidad y la adaptación al cambio climático.

ChileBio / 10 de abril, 2024.- Los productos obtenidos con técnicas de edición genética se diferencian de los transgénicos en que no poseen ADN proveniente de otros organismos. A través de la edición genética se obtienen cambios genéticos específicos, imitando a aquellos cambios que ocurren de manera espontánea y azarosa en la naturaleza o a aquellos obtenidos por técnicas de mejoramiento genético convencional sin biotecnología, pero en este caso de manera eficiente y precisa, sin azar de por medio.

Uno de los beneficios de la edición genética en plantas es la reducción del tiempo necesario para obtener una nueva variedad vegetal. Las técnicas tradicionales de mejoramiento genético vegetal pueden requerir más de 10 años para comenzar a comercializar una nueva variedad y con estas técnicas se reducirían los tiempos a menos de 5 años. La edición genética también se destaca por su simplicidad y bajo costo en comparación a otras técnicas de mejoramiento genético vegetal, lo que ha permitido una democratización de la ciencia en esta área, impulsando la aparición de iniciativas públicas y privadas como la generación de startups tecnológicas.

Con el advenimiento de la técnica biotecnológica CRISPR-Cas, cuyas descubridoras obtuvieron el premio nobel en 2020, se ha impulsado la edición genética en actividades de investigación y desarrollo en áreas como la medicina y la agricultura. En el área agrícola a nivel mundial, se han reportado aplicaciones de edición genética en más de 80 cultivos diferentes, trabajando en variedades vegetales con mayores rendimientos, tolerancia a la sequía, frío y calor, resistencia a enfermedades; como también mejor valor nutricional.

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La aceptación de la tecnología ha avanzado a paso firme los últimos años en el mundo. En América, Canadá, EEUU, Guatemala, Honduras, Costa Rica, Colombia, Ecuador, Brasil, Paraguay, Uruguay, Argentina y Chile ya cuentan con enfoques regulatorios favorables para su uso. En países como Nigeria, Ghana, Kenia, Malawi, Australia, Filipinas, Japón, Bangladesh, India, Israel e Inglaterra, han apoyado e implementado su adopción. Recientemente, el parlamento europeo aprobó su uso y se está a la espera del reglamento que señale las exigencias regulatorias para su aplicación. En este sentido, la Unión Europea concluyó que sin el uso de estas herramientas biotecnológicas no iba a ser posible avanzar hacia una agricultura más sostenible y resiliente en la región.

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A pesar de lo reciente de esta tecnología, ya existen a nivel internacional tres vegetales editados que se comercializan. En EEUU se produce una variedad de soya con alto contenido de ácido oleico (omega 9) en su aceite para prevenir enfermedades cerebro cardiovasculares. Además, ya se comercializan hojas de mostaza a la que se le pudo quitar el picor, quedando mucho más apetecible al paladar. En Japón hay una variedad de tomate con altos niveles del aminoácido GABA para prevenir enfermedades relacionadas a la hipertensión arterial. Se espera que en el corto plazo haya muchos productos editados disponibles comercialmente en distintas partes del mundo, como plátanos y paltas que se oxidan más lento, lechugas tolerantes al calor, trigo apto para celíacos, entre muchos otros ejemplos.

Existe un panorama global cada vez más abierto a las promesas de la edición genética, equilibrando la necesidad de seguridad alimentaria con la urgencia de prácticas agrícolas sostenibles. A medida que países de distintos continentes avanzan en esta dirección, se perfilan nuevas posibilidades para enfrentar los desafíos ambientales y productivos de nuestra época. «Sin duda estamos frente a una nueva revolución debido a la edición genética, impulsando una agricultura más sostenible y productiva. Es clave el trabajo público-privado a través de la innovación y el desarrollo de cultivos mejorados que respondan a los desafíos globales: seguridad alimentaria, cambio climático y sostenibilidad ambiental. Unir ciencia y tecnología para crear soluciones que beneficien tanto a agricultores como consumidores, asegurando un futuro donde la alimentación y la agricultura van de la mano con el cuidado de nuestro planeta», aseguró Miguel Ángel Sánchez, doctor en ciencias biológicas y director ejecutivo de ChileBio.

Chile y la promesa de la edición genética en agricultura

En Chile, desde el año 2017, el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) posee un enfoque regulatorio para el uso de vegetales editados. Este se basa en comprobar que las variedades editadas obtenidas con herramientas biotecnológicas no poseen ADN proveniente de otro organismo, es decir que no corresponden a Organismos Geneticamente Modificados (OGM). Hasta la fecha, el SAG ha recibido 36 solicitudes de evaluación y 32 de ellas han sido consideradas no OGM o productos comunes y corrientes, es decir pueden utilizarse con fines de producción agrícola sin restricciones. De las evaluaciones no consideradas OGM el 10% corresponden a desarrollos chilenos.

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Las variedades evaluadas corresponden a cultivos de canola, camelina, soya, tabaco, arroz, maíz, vides y manzano y sus características mejoradas corresponden a aumentos de rendimiento, cambio en el contenido de ácidos grasos, calidad del producto, estructura, retraso del pardeamiento, tolerancia a herbicidas, y resistencia a enfermedades. La mayoría de estos desarrollos tienen como objetivo la evaluación en campo para el desarrollo de nuevas variedades vegetales de interés internacional. Por su parte, a nivel de investigación y desarrollo en centros de investigación pública, universidades y startups existen iniciativas para obtener portainjertos de kiwi y tomate tolerantes a sequía y salinidad; carozos, vides y papas resistentes a distintas enfermedades causadas por hongos y virus, e iniciativas con arroz y aumento de rendimiento; cereza editada sin cuesco para potenciar su consumo y que también sea capaz de producir todo el año; trigo editado con mayor contenido de fibra para mejorar la salud digestiva de la población, y trigo editado tolerante a la sequía, entre otros.

Para el Dr. Miguel Ángel Sánchez, director Ejecutivo de ChileBio, “el avance de la tecnología en el país y las aplicaciones de la edición de genes en plantas prometen beneficios para los consumidores, los agricultores y la sociedad”. Sin embargo, señala: “hace falta voluntad política para potenciar la articulación entre desarrolladores, agricultores, consumidores y tomadores de decisión para impulsar el avance de la edición genética en plantas en el país y que los beneficios de la tecnología puedan llegar a todos”.


 

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