Científicos indios han desarrollado la primera mostaza de bajo picor que es resistente a plagas y enfermedades. Se desarrolló mediante edición de genes con CRISPR reduciendo el nivel de glucosinolatos en las semillas, mejorando así su palatabilidad para consumidores y animales, pero aumentando la misma molécula en las hojas por su rol de defensa contra enfermedades y plagas. La mostaza tiene una mayor extracción de aceite que la soja, y este avance se suma a otros desarrollos biotecnológicos locales que buscan reducir la importación de aceites vegetales.
La comida editada genéticamente comienza a llegar a los platos de EE.UU.
En algún lugar del Medio Oeste de Estados Unidos, varios restaurantes están friendo o aderezando alimentos con aceite de granos de soya editada genéticamente. Eso afirma la compañía que elabora el aceite, el cual representaría el primer uso comercial de un alimento editado genéticamente en el país.