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Jill Farrant: “Si quisiéramos matar gente no lo haríamos con los transgénicos”

El medio español Vóz Populi realizó una entrevista a la destacada científica sudrafricana Jill Farrant, conocida por sus investigaciones en las “plantas de la resurrección”, plantas silvestres que reviven tras largos periodos sin agua. En sus respuesta nos comenta la importancia de la biotecnología en la agricultura para enfrentar las sequías que trae el cambio climático, y el desconocimiento de la gente sobre las plantas transgénicas.

Jill Farrant investiga sobre plantas reviviscentes, aquellas que son capaces de sobrevivir sin agua durante meses y quedar aparentemente muertas hasta que cae sobre ellas una gota de agua. Su objetivo es aplicar el conocimiento del genoma de estas plantas para diseñar nuevos cultivos que resistan las condiciones de sequía que serán cada vez más frecuentes en nuestro planeta. La primera vez que vio una de estas plantas fue de niña y muchos años después las terminó convirtiendo en objeto de su estudio. No es la única carambola de su vida. Un reciente accidente le puso al borde de la muerte y ella ha vivido su propio proceso de resurrección que la ha convertido en una de las científicas más brillantes y reconocidas en el campo de la biotecnología. Galardonada con el premio L’Oréal UNESCO “For Women in Science” en 2012, Farrant está estos días de visita en España para participar en el Congreso Anual de la Biotecnología que se celebra en León. Charlamos con ella en un hotel de Madrid, delante de un café y un poco “desecados” por la ola de calor.

Investiga usted sobre la sequía y parece que en su país va a aumentar el interés por el asunto, ¿no?

Cierto, porque en Sudáfrica tenemos la peor sequía del registro histórico. Pero antes hubo una disminución progresiva de las lluvias. Donde yo vivo la estrategia es esperar que llueva en invierno y se llenen las reservas, pero cada vez se llenan menos y hay menos agua. Así que se está convirtiendo en un problema real, mucha gente no tiene agua para beber. Y la agricultura está siendo seriamente afectada. Todos los productos relacionados con la comida necesitan agua. Lo que pasa es que en África tenemos tan poco dinero para el riego que dependemos de la lluvia. Si no viene tenemos un problema.

Además es la primera vez en la historia que tienen que importar maíz del exterior…

Es un gran tragedia para el país. Porque el maíz es importante no solo para comer, va más allá: si tus plantas sufren, tus animales sufren, porque no hay comida para ellos. Y además añade que la población crece cada vez más y necesitamos más comida pero tenemos menos agua para generar esa comida.

¿Es como un laboratorio a pequeña escala de lo que pasa en el planeta?

Lógicamente yo estoy bastante atenta a lo que pasa en mi país, pero sucede lo mismo en toda África, en países como Etiopía, que tuvo un enorme problema el último año. Los datos que yo manejo sobre el calentamiento global indican que todo va a ir a peor. Tendremos sequías y grandes inundaciones, y los dos extremos son difíciles de manejar. Tenemos que buscar la manera de almacenar esa agua para los momentos en que escasee. A medida que aumenta la temperatura aumenta la evaporación, tienes menos lluvia y usas todavía más agua, debido al calor.

¿Estamos prestando suficiente atención a los efectos que tendrá el cambio climático en la agricultura?

Sí, depende de a quién le preguntes. Hay mucha gente, como Donald Trump, que cree que no va a ser un problema y sí lo va a ser. El planeta va a ir haciéndose cada vez más seco. Y cuando llueva lo hará en grandes cantidades y de forma impredecible. ¿Y cómo afectará esto a la agricultura? El 95 por ciento de las plantas de las que nos alimentamos son cereales. Si no llueve en la estación en que toca, se arruinan y ya no crecen más. No puedes hacer nada. Es verdad que podemos buscar soluciones, como ponernos a comer insectos. Pero incluso esas cosas al final necesitan plantas. En África estamos pensando en comernos las orugas mopane, que es un gusano que tiene muchas proteínas.

¿Los ha probado?

Sí, están muy buenos, ¡saben a mantequilla de cacahuete!

Volviendo al tema, ¿podríamos decir que su trabajo para conseguir cultivos que resistan la sequía es casi una salida de emergencia?

Creo que sí. Solo hay 135 especies de plantas que puedan hacer esto, perder todo el agua y permanecer secas durante más de seis meses. Y cuando vuelve a llover, en 24 horas reverdecen y crecen otra vez. Esto no es tan importante para la agricultura comercial, donde marcaría la diferencia sería en la agricultura de subsistencia. Si hay sequía, los pequeños agricultores en África lo pierden todo, pero si tuvieran este tipo de plantas que yo estoy intentando hacer daría igual, porque cuando volviera a llover las plantas volverían a crecer inmediatamente. Quizá la cosecha no sea fantástica, por eso estamos pensando en biofortalecer estos cultivos. La gente pobre no puede permitirse un sistema de riego ni nuevas semillas si fracasa el primer cultivo. Pero tampoco pueden tener animales y por tanto una dieta con proteínas. Lo que estamos intentando hacer es que estas plantas tengan más hierro y proteínas, y que puedas obtener de ellas pasto para el ganado o biocombustible, para sacar todo el rendimiento de tu pequeño trozo de tierra que sea posible.

[Artículo recomendado: Las plantas de la “resurrección” que sobreviven a graves sequías y pueden ayudar a alimentar al planeta]

¿Qué cambiaría en un cultivo si lo consiguieran? Porque al final las plantas siguen necesitando agua y los agricultores quizá solo ganaran tiempo…

Tienes razón. La gran diferencia es que ese agricultor no tiene que ir a comprar nuevas semillas y empezar de cero. Porque la planta sigue en la tierra y seguiría creciendo cuando llueva.

Y al final todos necesitan agua

Al final todos necesitan agua, no hay nada en este planeta que sobreviva sin agua.

Usted se interesó en plantas que resucitaban cuando de niña vio una «planta muerta» devuelta a la vida después de llover.

Sí, mi padre era agricultor y su estado de ánimo estaba muy influido por el tiempo. Si no llovía estaba de mal humor, si llovía, estaba de buen humor. Y si llovía y caía granizo, entonces también se enfadaba. Éramos muy sensibles a estas cosas. Y yo descubrí una planta que parecía muerta y que luego llovió y al día siguiente estaba verde. Se lo conté y no me creyó. Y lo curioso es que yo me olvidé de esto. Estudié, llegué a la universidad y me puse a estudiar las semillas de las plantas para mi doctorado. El 90 por ciento de nuestras plantas producen semillas que se pueden secar y almacenar durante cientos de años, pero hay un 10 por ciento de las plantas que producen semillas que deben germinar inmediatamente. Por ejemplo el café. Si tuviéramos que hacer plantaciones de café ahora mismo, y no quedara ninguna planta viva, no podríamos hacerlo, porque no puedes almacenar sus semillas. El mango, los lichis, el coco… un montón de cultivos comerciales importantes no tienen forma de almacenar sus semillas. Y yo empecé a preguntarme por qué.

Una vez que empecé a trabajar en esto en Ciudad del Cabo y un día mi sobrina me confesó que estaba leyendo los diarios que yo había escrito a los 9 años. Y allí estaba la historia de la planta. Fue una coincidencia impresionante. Así que me di cuenta de que debía cambiar mi investigación y ponerme con las plantas que resucitan. Fui a la granja y tomé las mismas plantas que había visto de niña. Y esto fue hace 23 años y ahora trabajo con estas plantas porque he comprendido su importancia. Y aún mejor: recientemente he vuelto a mirar el asunto de las semillas y tras secuenciar el genoma de algunas de ellas, resulta que todo lo que predije en mi doctorado es correcto (risas).

Su gran esperanza es que baste con activar genes que están ahí para convertir a la planta en resistente…

Esto es. Lo interesante es que todas estas semillas que no puedes almacenar tienen los genes para desecarse pero no se han expresado. Pero ahora con ingeniería genética podemos cambiarlo y puede que podamos almacenar café dentro de unos diez años. Y lo que he descubierto en las plantas reviviscentes es que toda planta que puede hacer una semilla seca tiene esos genes pero están silenciados. Ahora conocemos la ruta, lo acabamos de publicar en Nature, de modo que bastaría aplicar una técnica como CRISPR/Cas9 para regular unos 20 genes diferentes para que la propia planta, sin tener que modificarla genéticamente en teoría, ya que no hay que añadirle genes de otras plantas, encendiera los genes que están en todos estos cultivos.

Pero eso sería modificarla genéticamente, ¿no?

Sí, es verdad. Es modificarla genéticamente.

¿Por qué la gente tiene tanto miedo a esto?

Creo que hay mucha desinformación y muchos factores a tener en cuenta. La insulina es un producto modificado genéticamente y la gente no lo rechaza. Cuando hablamos de plantas, parece que hay más recelos. En el pasado se publicaron algunos artículos que lo asociaban con el cáncer y ahora están siendo retirados. No hay una sola prueba real de que las plantas modificadas genéticamente nos vayan a hacer enfermar. Sin embargo, no sabemos eso. Tenemos hacer las pruebas, es importantísimo que hagamos las pruebas primero en animales y que veamos los efectos.

Pero ya hay muchos productos modificados en el mercado y no se muere nadie.

Sí, de hecho hay muchos más de los que la gente cree. Los que más éxito tienen son contra los insectos y plagas. Pero lo que también le explicaría a la gente que tiene miedo es qué es la modificación genética. Si miramos al maíz actual, es una planta comestible, pero hace 6.000 años no era así y empezamos a cambiarlo, su genoma de ahora es muy diferente.

Quizá el tiempo es la clave. Algunas personas tienen miedo a que cambien cosas que la evolución maduró muy lentamente ¿qué les diría?

En mi opinión tenemos que convencer al público de que lo que queremos es salvar a la gente, no atacarla. Si quisiera matar a alguien hay muchas formas más fáciles de hacerlo. Lo que estoy haciendo ahora es intentar salvar a gente.

Hay un clima de desconfianza hacia los científicos, piensan que están pagados por oscuros intereses de las multinacionales, como Monsanto. ¿Usted para quién trabaja?

Yo trabajo para la universidad, y no gano mucho dinero. Yo no he trabajado para Monsanto, que se ha ganado un mal nombre y la gente no se fía de ellos. Y si me asociara con ellos no confiarían en mí. Pero también te digo que si Monsanto me diera dinero para hacer algo bueno, lo tomaría, porque creo en lo que hago.

Algunas personas también piensan que una vez que obtengan este tipo de plantas el objetivo será sacarles dinero para que paguen por más semillas.

Una vez que tenemos una planta realmente no necesitamos vender más semillas a los agricultores. Lo que les decimos es que se queden cada año con una cantidad de semillas, así que no tienen que comprarlas a un gran costo. Pero no vivo en un mundo de sueños, porque la economía no funciona así. Lo que queremos hacer va a costar dinero, pero no debería ser caro. Mi argumento es que yo no quiero hacer a alguien rico, sino ayudar a vivir a la gente pobre.

¿Cuánto tiempo podría pasar hasta que estas plantas estén en el mercado?

Si obtuviéramos todo el dinero que necesitamos, tardaríamos unos cinco años en diseñar la prueba de concepto y otros diez años después para lanzarlo. Porque todo lo que hacemos debe pasar unas cuarentenas, pasar al campo desde el laboratorio, ser probadas en animales… Unos quince años al menos.

¿Utilizan todas las plantas las mismas estrategias?

Utilizan una serie de genes similares, pero tienen diferentes estrategias para sobrevivir en sus distintos ambientes. Hay varias cosas que son esenciales cambiar, como por ejemplo la senescencia. Y todas paran el proceso de envejecimiento, pero no lo hacen igual. Y por eso quiero trabajar con al menos doce tipos de plantas reviviscentes, porque cada una tienen su estrategia

¿Podríamos aprender algo de estos mecanismos para detener o ralentizar nuestro envejecimiento?

Hay algunos animales que hacen cosas parecidas, pero son muy pequeños. Hoy en día necesitaríais desecarte y congelarte, pero es casi mejor que sigan investigando con células madre, ¡seguro que es más fácil y exitoso! (risas).

He leído que usted también ha vivido usted un proceso de resurrección personal tras un grave accidente. ¿Qué pasó?

Estaba en mi casa y me golpeé en la cabeza. No sangré, pero me hice una lesión interna que estuvo sangrando 39 horas seguidas, una hemorragia subdural interna. Estaba mareada y vomitaba, y cuando me llevaron al hospital me dieron un par de horas de vida. Pero al final solo he perdido el sentido del gusto y del olfato. Así que sí, de alguna manera he resucitado, es una buena analogía.

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